Ayer , deje atrás muchos años de mi
vida. Creí con firmeza en
las enseñanzas que me inculcaron
mis padres.
De mi madre aprendí
la entrega a
sus hijos y la
caridad con el
prójimo.

Lo importante es
que ampliaban mi
visión de las
cosas , me ayudaban a comprender
ciertos paradigmas.
No todo fue perfección
tuvimos altas y
bajas , acuerdos y
desacuerdos.
Pero como todo en la
vida, con mucho
que aprender, mucho por
mejorar, muchos tropiezos,
muchas incongruencias e hipocresías.
Hubo en mi
vida un breve
espacio, para entregarme
a mi familia,
a mis tres adoradas hijas
y a mi
esposo, y como
decía “Platón”
mientras a la mujer no se le
libere de sus
quehaceres, no tiene
tiempo de educarse.
Pero aún así procuré
no del todo retirarme
de muchas actividades,
quitando un poco las
atenciones familiares.
También por que no
, hubo
muchos tragos amargos
y muy muy
amargos, porque la
vida no solo
es dulzura.
Pero no sé
de donde adquirí
el valor para
no flaquear, por que ¡vaya que
eso marcó mi
vida!
Recuerdo una frase
de algún maestro de
escuela que tome,
quién sabe porque de
estafeta . “ni dócil
, ni servil”.
Hoy , en
este presente de
mi vida imperfecta,
en ese día
tan especial, cuando
me inicié en los
trabajos de la
fraternidad.
Cuando me encontraba
en la espera
al entrar la
puerta, la duda
me asechó.
Por un momento pensé
y discerní, si
aquello me llevaría
al camino del
bien.
Enseguida al traspasar la puerta en la
obscuridad hubo un momento de
flaqueza y pensé
por un momento
en huir.
Sin embargo decidí
seguir y pensé
un momento en
mi vida.
¿ que era lo
que me hacía
seguir adelante?
Pues era el
saber el conocer,
pues aunque se
lleve un camino
andado, siempre habrá
algo que aprender.
Entonces seguimos adelante
y luego bebí
algo dulce, dulce
y breve, como
breves son los
instantes de felicidad
en la vida.
Como también bebí tragos amargos,
que fueron malos
y eternos, como
esos que atraviesa
uno en la
vida.
Sentí angustia, pero
cuando sentí el
brazo firme que sostenía el
mío. simplemente me deje guiar y
confié mis pasos
en aquel, mi
guía.
Entonces llegó la
calma y me
sentí protegida.
Las pruebas, los
obstáculos , quién
no. se equivoca en la
vida?
Pero se aprende
a agudizar los
sentidos, a caerse
y levantarse.
Toda esa experiencia vivida, no es más
qué un reflejo
de la vida,
breve y pasajera,
que a veces pasamos
dormidos.
Y no vemos
que todos , hombres
y mujeres libres,
podemos tener un
mundo ideal, pero
real.
Un mundo que no sólo este en
nuestras mentes, como
la “utopía” y “el
mundo feliz”. Que todos anhelamos.
Un mundo , de libertad,
donde no existan fronteras, donde seamos conscientes, pero
libres de pensar, actuar y transformar. pero basado
en las virtudes
y en la condición
humana.
No habría opresión , ni injusticia,
pobreza o tiranía. “un
mundo ideal”.
Donde todos estaríamos
en estado casí perfecto, como
un coro de ángeles dando gracias
al “ creador del
universo”.
Y entonces
recordé en la
realidad de mis sueños, a
un personaje de “ Victor Hugo” Jan Valdejan. Que
en aquel inolvidable libro
“Los Miserables” que dejó huella
en mi vida.
Ahí vemos
como este personaje primero
fue castigado por robar para comer. Pero una
mano caritativa y justa
lo ayudó a
enderezar su vida,
y lo transformó en un
hombre de bien
y de virtud.
Para después
volver a
ser castigado por la misma
sociedad, injusta, que cree
tener el
derecho de juzgar
y decidir sobre
los demás.
Una
sociedad que sigue
igual a aquella
de esos tiempos,
creando ladrones para luego
castigar, solo a
quien no obedece
a sus intereses.
Pues
bien, en este
ocaso de mi
vida, queridos fraternos, busco vehementemente, encontrar
la luz, encontrar respuesta.
Y hoy que me encuentro en
este camino, donde un
amigo, me ofreció
su mano y me trajo hasta
su puerta, por
primera vez, sentí que no estaba
sola y me
sentí segura .
Con el deseo de ser útil a
los demás.
Queridos fraternos,
se que con
su venia, su
paciencia y sus conocimientos, ayudarán a
esculpir esta piedra en
bruto, hasta que
esta brille por sus mismos
destellos.
ES CUANTO
A.´. M.´. Susana Espinoza Regalado